El colectivo de creadores está activo y febril (aunque no salgan de casa ni tengan fiebre) con donación de obras a asociaciones benéficas y subastas para recaudar fondos
La solidaridad acabará siendo uno de los antídotos más poderoso para acabar con la pandemia del Covid-19. Uno de los elementos que decantarán la balanza. Son voluntades que se van sumando para lograr una meta colectiva. ¿Y yo qué puedo hacer?, se preguntaron hace unos días varios colectivos de artistas plásticos, diseñadores, fotógrafos que se han organizado para ayudar directamente a los que están en primera línea de batalla. Subastas, donaciones de obra, campañas de recogida de fondos....
La pintora e ilustradora Carlota de Mateo, que colabora en la cesión de obra a Mensajeros de la Paz (Carlota de Mateo)
La gran mayoría son artistas poco conocidos que, en otras circunstancias podrían estar preguntándose “¿y a mí, quién me ayuda?”, pues ellos también forman parte de un colectivo malparado por esta crisis sanitaria. Se les han acabado las exposiciones, los talleres... En realidad, además de ayudar a los que intentan apagar el fuego del Covid-19, también se están ayudando entre ellos. Estas son algunas de sus historias.
Donación de obra
La galería Helarea, que promociona a jóvenes artistas, ha donado diez obras a la asociación Mensajeros de la Paz
Las pintoras Elisa de la Torre y Carlota de Mateo forman parte del colectivo de artistas formado en torno a Helarea, un proyecto de galería online y de mecenazgo de jóvenes creadores que todavía no están posicionados en el mercado o todavía no son muy conocidos, y que dirige Inés Luca de Tena y que ha decidido regalar diez obras a Mensajeros de la Paz, la organización que impulsa comedores, lavanderías, un banco solidario y una residencia de acogida en la que viven una treintena de personas. En paralelo, la galería ha lanzado una campaña de recogida de fondos en la plataforma gofundme.com que también serán donados a la citada asociación.
Sin Título I, obra de Rocío Álvarez, donada a Mensajeros de La Paz (Rocío Álvarez)
“La idea inicial ha surgido desde Helarea y después de pensar un poco, si hacíamos obra nueva o no, cedimos a Mensajeros de la Paz diez obras para que las vendan, subasten, lo que les parezca”, explica Elisa de la Torre, artista madrileña y profesora en la Universidad Francisco de Vitoria, que es la encargada de presentar la campaña solidaria en un vídeo de la citada campaña de recogida de fondos. “Somos muchos los que estamos participando en iniciativas solidarias desde redes como Instagram…”.
La pintora Elisa de la Torre (Elisa de la Torre)
“Todo el mundo está deseando ayudar”, añade Carlota de Mateo, consciente que las consecuencias de la pandemia “van para largo”. Dentro de lo malo, esta es una oportunidad para ambas de sacar su vena creativa ante el confinamiento obligado. “Por un lado me indigna la situación (sanitaria), pero al mismo tiempo estás feliz por poder trabajar y concentrarte aunque te falte la gente”. “Si quieres sacar algo positivo de esto –apunta De Mateo- es que tenemos una oportunidad de oro para recogernos y crear”.
Subasta diaria por Can Ruti
La iniciativa #Pijamaarmy invita a artistas y diseñadores a ceder obra que será subastada para recaudar fondos que serán donados para buscar una vacuna
El confinamiento tiene ventajas dentro de lo malo. Vestir cómodo, ir en pijama… De esa circunstancia, Nunu Muñoz y Laura Isern, al frente de la agencia Ohyouflirt, parafraseando el pyjama party, impulsan una iniciativa llamada #Pyjamaarmy (el ejército del pijama) en la que, desde casa, numerosos artistas, diseñadores y fotógrafos están cediendo obras que se subastarán y cuyos fondos se destinarán al hospital Germans Trias i Pujol, popularmente conocido como Can Ruti, que a su vez tiene una campaña de recogida de fondos que se llama #Yomecorono para hacer frente al virus.
Joyas de Calíope , que participa en la campaña #pijamaarmy que busca recaudar fondos para el hospital Can Ruti (Calíope)
“Igual no tenemos luz natural, ni papel de váter, igual no nos hemos cambiado el pijama ¿en cuántos días? , pero tenemos creatividad y teléfonos. Nunca fue tan fácil cambiar el mundo si tener que cambiarte el pijama”, reza la campaña en la que participan, entre otros, la ilustradora Malika Favre , los miembros de la editorial Alpha Decay o la fotógrafas Mònica Figueras y Martina Matencio. “La idea es presentar cada día tres obras por las que se podrá pujar durante 24 horas y las piezas no se limitan a obras de arte, sino que hay diseño gráfico, de moda…”, explica Nunu Muñoz.
Zebra, obra de la ilustradora Malika Favre, que se subastará para recaudar fondos para la investigación contra el coronavirus (Malika Favre)
“Tenemos móviles”, reza la campaña de Ohyouflirt. Es más o menos lo que dice al otro lado del teléfono Ima Picó, pintora valenciana afincada en Manchester, también confinada y que participa en una campaña, que crece a cada día y que se llama #artistsupportpledge (la promesa de ayudar al artista) en el que ya participan casi 20.000 creadores y que está pensada para colaborar entre ellos.
Artistas que se ayudan
La campaña #artistssupportpledge ha unido ya a unos 20.000creadores que colaboran entre sí para paliar la falta de ingresos
“La propuesta surgió de Matthew Burrows, un pintor inglés, y consiste en poner obras en instagram para venderlas. Cuando te han comprado por valor de mil euros tú te comprometes a gastar 200 en la obra de otro artista. Es una buena idea”. Y funciona. Picó explica que la iniciativa ha servido para reactivar su tienda online, que estaba alicaída desde el confinamiento, y también para conocer el rabajo de otros colegas. “Es importante porque los artistas muchas veces estamos en precario, nos hemos quedado sin exposiciones, sin impartir talleres, cursos…”.
Aguas X, obra de Elisa de la Torre donada a la fundación Mensajeros de la Paz (Elisa de la Torre)
Este es justo el caso de Iria Prol, ilustradora , muralista y diseñadora gráfica gallega, que también participa en la campaña. “Sí, es una red de ayuda entre nosotros. Justo ahora que se ha abierto un periodo de incertidumbre, porque te cancelan clases, tenía que pintar dos murales en escuelas, pero están cerradas. Me he tirado muchos años trabajando en casa y he desarrollado mucha autodisciplina, pero cuando llevas 15 o 20 días sin salir, ya…”. Cuando cuelgue el teléfono, seguirá dibujando en medio de esta atmósfera de recogimiento, incertidumbre y deseo de ver la luz al final del túnel.
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